Los elevados costos y la falta de reutilización fueron la razón del fin de un programa que llevó más de una década de trabajo. La nueva estrategia de la Casa Blanca priorizará la exploración de Marte.
La exploración espacial estadounidense sufrió un nuevo traspié: la NASA anunció esta semana la cancelación del programa Space Launch System (SLS), el ambicioso cohete desarrollado por Boeing que debía llevar a una tripulación humana a la Luna en los próximos años.
Esta decisión, impulsada por la administración de Donald Trump, marca el fin de más de una década de trabajo, miles de millones de dólares invertidos y numerosos retrasos, principalmente en el cronograma de las misiones Artemis.
El SLS, junto con la cápsula Orion de Lockheed Martin y la estación lunar Gateway, serán retirados tras la misión Artemis III, prevista para mediados de 2027. El motivo principal son los elevados costos y la falta de reutilización de estos sistemas: cada lanzamiento del SLS cuesta aproximadamente 4000 millones de dólares, un 140% por encima de lo presupuestado originalmente.
Este tijeretazo afecta no solo a los programas lunares, sino también a la cooperación internacional, y deja en el aire proyectos conjuntos con la Agencia Espacial Europea y otros aliados.
Marte en el horizonte y el papel de Elon Musk
Está claro: la nueva estrategia de la Casa Blanca prioriza la exploración de Marte. El presupuesto destina más de 7000 millones de dólares a la exploración lunar y 1000 millones a nuevas inversiones centradas en el planeta rojo. En este contexto, los sistemas comerciales más rentables, como Starship de SpaceX, emergen como los principales candidatos para liderar la próxima fase de la conquista espacial estadounidense.
Elon Musk, fundador de SpaceX y ferviente defensor de la colonización de Marte, cuenta con el respaldo explícito de Trump. El presidente declaró que Estados Unidos perseguirá su destino manifiesto hacia las estrellas, con la intención de plantar la bandera estadounidense en Marte lo antes posible. Musk, por su parte, prometió que las primeras misiones no tripuladas de Starship al planeta rojo partirán a finales del próximo año.
Competencia con China
Uno de los objetivos prioritarios de la administración Trump era regresar a la Luna antes que China, que planea enviar astronautas a nuestro satélite en 2030. Sin embargo, tras Artemis III, el futuro de las misiones lunares estadounidenses dependerá de la rapidez con la que los sistemas comerciales, como los de SpaceX o Blue Origin, logren estar operativos.
Un futuro espacial incierto
La decisión de cancelar el SLS y redirigir los esfuerzos hacia Marte supone un cambio de paradigma en la exploración espacial de Estados Unidos. Mientras algunos celebran la apuesta por la innovación y la colaboración con empresas privadas, otros lamentan el abandono de proyectos internacionales y el impacto en la investigación científica global.
Lo que está claro es que el espacio, más que nunca, se convierte en un terreno de competencia geopolítica y tecnológica, donde las decisiones de hoy marcarán el rumbo de la humanidad en las próximas décadas.