Artículo extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista.
Benjamín Netanyahu y el sionismo están escribiendo algunas de las páginas más oscuras de la humanidad, copiadas de la barbarie nazi. Frente a la complicidad de los gobiernos, crece la solidaridad de los pueblos.
Por Rubén Tzanoff
Durante 20 meses de invasión, bombardeo y asedio, el Estado de Israel ha masacrado a más de 55.000 palestinos en Gaza, en su inmensa mayoría civiles, incluidos al menos 17.000 niños. Más de 130.000 personas resultaron heridas, una cuarta parte de ellas quedará con secuelas permanentes.
Israel impide el ingreso de la mayoría de los camiones autorizados, cuando no la totalidad, mientras la población enfrenta una crisis alimentaria sin precedentes. En septiembre de 2024, el 90 % de las misiones humanitarias fueron denegadas o impedidas por el ejército israelí; la situación se agravó en 2025, especialmente desde marzo, con el bloqueo total de alimentos, medicinas y combustible: solo 64 camiones han ingresado recientemente, mientras se dispara contra civiles que buscan comida.
Hasta 470.000 personas, es decir, el 25 % de la población de Gaza, podrían sufrir hambruna catastrófica en los próximos meses. Al menos 50.000 niños de entre 6 y 59 meses necesitan atención urgente contra la malnutrición. Gaza es, hoy, “el lugar más hambriento del planeta”, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA por sus siglas en inglés).
La crueldad asesina llega a tal punto que, según la Fundación Humanitaria de Gaza, desde mayo hasta hoy Israel ha asesinado al menos a 274 personas y herido a más de 2.000 en las inmediaciones de los centros de distribución de ayuda, incluso en medio de la escalada del conflicto con Irán.
Frente a esta realidad atroz, las respuestas del poder y de los pueblos son contrapuestas. Los gobiernos burgueses y el establishment han oscilado entre el apoyo abierto a Israel, las condenas tibias o hipócritas, y las denuncias parciales que no se traducen en ninguna ruptura diplomática o económica con el sionismo. En cambio, los pueblos del mundo han protagonizado un rechazo histórico a la masacre que comanda Netanyahu, con movilizaciones, boicots, marchas y otras acciones en defensa del pueblo palestino.
Durante mayo, además de las acciones motivadas por el 77.º aniversario de la Nakba, se registraron manifestaciones masivas en decenas de países. En España, hubo actos en 140 localidades. En Londres, 600.000 personas marcharon exigiendo al gobierno británico que adopte medidas concretas para frenar las atrocidades. En Países Bajos, se sucedieron protestas multitudinarias, como la de 100.000 personas en La Haya, y la ocupación estudiantil en la Universidad de Utrecht, que terminó con 50 detenidos.
Durante junio, el eje de las movilizaciones fue la preparación de la Marcha a Gaza. El barco “Madleen”, con 12 activistas a bordo fue interceptado y sus ocupantes detenidos y deportados por Israel el 9 de junio. Por otra vía, más de 2.000 personas se unieron al convoy terrestre “Soumoud”, que atravesó Libia antes de ser bloqueado en Sirte, con al menos 13 detenciones. También hubo acciones importantes EE. UU. Brasil y Argentina, entre muchos otros países.
La cita de El Cairo, el 12 de junio, reunió a delegaciones de más de 50 países con el objetivo de marchar hacia Rafah y sostener una acción internacional hasta el 20 de junio. Sin embargo, el régimen militar y autoritario de Egipto respondió con una ola de represión, detenciones y deportaciones: más de 200 activistas fueron arrestados o expulsados del país comandado por el actual presidente Abdel Fattah al‑Sisi. La marcha fue finalmente cancelada, dejando un saldo de activistas perseguidos que deben ser liberados de inmediato y sin causas judiciales.
Cabe recordar que en 1979 Egipto fue el primer país árabe en reconocer a Israel, a partir del Acuerdo de Paz de Camp David (firmado por Anwar el-Sadat y Menájem Beguin, con Jimmy Carter como mediador).
Pese a la represión, la exigencia del bloqueo a la ayuda humanitaria tuvo amplia repercusión en muchos medios de comunicación de todo el mundo.
Estamos frente a crímenes de lesa humanidad: genocidio, limpieza étnica, colonización y asfixia humanitaria, orquestados por el sionismo con el respaldo de EE. UU., hay que derrotarlos con la movilización unitaria en todo el mundo.
También repudiamos las agresiones de Israel contra Irán, que han vuelto a poner a Medio Oriente en llamas, sin que ello implique ningún apoyo político al reaccionario régimen fundamentalista de los ayatolás.
La salida de fondo para alcanzar una paz justa y duradera, derechos democráticos y sociales, pasa por la derrota del Estado de Israel y la injerencia imperialista, para lograr una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista, como parte de una Revolución Socialista en todo Medio Oriente que derrote a las dictaduras, el imperialismo y sus aliados.