Las conclusiones principales del Sínodo de la Sinodalidad que convocó y presidió el Papa Francisco en 2024, las presentó el párroco de la Catedral de Goya, el sacerdote Jorge Ariel Giménez, durante un encuentro de las comunidades parroquiales de la ciudad que tuvo lugar en el Instituto Santa Teresa de Jesús y recordó que «el estilo sinodal tiene como horizonte ser una Iglesia que camina unida».
Durante la presentación, el Sacerdote brindó detalles del modo cómo se trabajó durante el Sínodo y de los puntos presentados en el documento conclusivo.
Destacó los antecedentes de este camino sinodal, citando los diversos documentos del magisterio de la Iglesia, y en esa línea, enfatizó en que «el documento final forma parte del magisterio ordinario del sucesor de Pedro», el Papa.
«El estilo que Dios quiere para la Iglesia» fue la idea fuerza de la disertación del padre Ariel Giménez, quien puntualizó el «aspecto de comunión, participación y misión» que tiene la sinodalidad, que está llamada a constituirse en ese estilo «que Dios quiere para la Iglesia».
UN DESAFÍO PARA
CADA BAUTIZADO
Recordó al primer obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Alberto Devoto, que ya en su tiempo hablaba de la «pastoral de conjunto», que buscaba integrar todas las estructuras pastorales, bajo la guía del Espíritu Santo y con la participación de toda la comunidad.
«El estilo sinodal tiene como horizonte ser una Iglesia que camina unida», apuntó, «compartiendo ese camino con todos los miembros del Pueblo de Dios».
Animó a las comunidades a promover el diálogo, la participación y la corresponsabilidad con todas las estructuras sinodales e hizo hincapié en la deuda de la Iglesia con las periferias.
«En las parroquias hay que fomentar el diálogo, el discernimiento pastoral y el crecimiento de la vida en comunidad, superar la cultura clericalista, propia no sólo de sacerdotes sino también de laicos», planteó.
Finalmente, hizo hincapié en la valoración de la participación litúrgica, que proféticamente el padre Julián Zini remarcaba en sus canciones, donde se tiene en cuenta la identidad de cada pueblo y la piedad popular como lugar teológico, destacando las celebraciones de fe del pueblo de Dios que peregrina en la diócesis de Goya.