El Gobierno, preparado para una inflación oscilante hasta votar en octubre

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“La inflación tendrá oscilaciones pero irá a la baja”, responden por estas horas dentro del corazón del Gobierno sobre el impacto en los precios que tendría la suba del dólar de 15% en el mes de julio. “Será oscilante como vimos entre febrero y abril de este año, pero alrededor de niveles más bajos que entonces”, dicen respecto a la tasa de inflación esperada. Vale recordar que a principios de año el número mensual saltó de cerca de 2% a 3,7% (marzo) y dos meses después perforó el 2% (en mayo ya estaba en 1,5%).

Algo similar ven luego del reacomodamiento del tipo de cambio que, para la mayoría del mercado, significó la transición de un dólar ($ 1.339) hacia la parte superior de la banda, sin tocar el techo ($1.450) pero sin volver al centro ($ 1.200).

“Es lo mismo que dijo el Presidente en el discurso de apertura del Congreso de este año”, recuerdan en despacho oficiales cuando escuchan cerca de ellos hablar de “oscilaciones” en la inflación por venir.

¿Qué dijo Javier Milei esa vez?

“La estabilidad económica que estamos conquistando no significa que hemos llegado a puerto. Tampoco significa que no vaya a haber volatilidad. La vida no funciona de esa manera; no es un movimiento rectilínea uniforme, siempre hay altos y bajos, momentos de tensión y momentos de tranquilidad. Así ha ocurrido con el proceso de desinflación y así ocurrirá con el proceso de crecimiento. Pero lo que importa no es una foto sino la tendencia”.

Cuando Milei habló aquella vez sabía qué se avecinaba: el Gobierno había decidido dejar el crawl del 1% del dólar (el tipo de cambio se deslizaba 1% por mes), empezando así la salida del cepo que se produciría un mes y medio más tarde. Precisamente esas palabras de Milei, más otras manifestaciones al poco tiempo de Luis Caputo, hicieron que muchos se anticiparan a acomodar los precios acelerándose la inflación de marzo para más tarde retroceder en abril-mayo.

Ahora el Gobierno tal vez pague también con una nueva oscilación en la tasa de inflación este movimiento el dólar. Pero que, como explican, cualquier corrección hoy en el tipo de cambio se hace sobre la base de una tasa de inflación menor que a comienzos de año y por lo tanto sus consecuencias serán menos perceptibles para el votante porque la inercia que ya arrastran los contratos es cada vez más baja: no es lo mismo el pass through (aunque en la Casa Rosada prefieren hablar del efecto Hume Cantillon sobre el impacto de la inflación en el poder adquisitivo) en un régimen de alta inflación donde un movimiento del dólar pega de lleno en casi todos los costos de la economía, que un régimen de inflación moderado, donde el impacto se acota más a los transables.

“La política monetaria opera con rezagos en la Argentina de entre 18 y 24 meses. Fijamos la base monetaria a mediados del año pasado y eso quiere decir que hasta mediados de 2026 habrá overhang de pesos”, confían hoy en el Gobierno.

Pero los pesos de la remonetización de la economía como decía semanas atrás el asesor de Economía, Federico Furiase, pueden darse vuelta e ir al dólar en un abrir y cerrar de ojos.

Es que en el mercado hay preguntas, o más bien quizá dudas, sobre la administración de ese exceso de pesos dado el cimbronazo que provocó sobre las tasas el desarme de las LEFI anunciada el 9 de junio e implementada el 10 de julio.

Es que en menos de dos semanas vencen $ 11,6 billones con el mercado, un tercio de la base monetaria. Y en los próximos tres meses $ 74 billones.

Para los bancos la eliminación de un instrumento de liquidez trajo volatilidad cuando no la había, subiendo la tasa de interés, todo lo contrario a lo que el Gobierno buscaba. Las LECAP (letras del Tesoro) no fueron aceptadas por los bancos que ya se lo habían advertido días antes de aquel 10 de julio a Santiago Bausili.

¿Y qué hace falta entonces ahora?

La aritmética financiera indica que el desequilibrio actual en el mercado de pesos requiere de tasas altas para encarar los meses de abultados vencimientos que se avecinan y evitar un susto en el dólar.

Pero quizás haga falta algo más. También rosca financiera entre autoridades y bancos.

“Los esfuerzos deben facilitar el desarrollo de un mercado entre bancos más allá que el Banco Central debe tener un rol activo en la administración de la liquidez para mitigar la volatilidad de la tasa de interés en coordinación con el Tesoro”, puso el FMI en el wording de su último staff report del fin de semana.

En el mercado están de acuerdo: debe haber más y mejor comunicación con el sistema financiero por parte del Gobierno.

Para la Fundación Capital, “hacia delante, el Gobierno deberá dar certidumbre y coordinar las licitaciones en cuanto a instrumentos, plazos requeridos, dando profundidad al mercado secundario y certidumbre cambiaria ofreciendo títulos dólar linked. La coordinación del BCRA con el sistema financiero resulta imprescindible. Mejorar las relaciones y convencer más que imponer, es el camino indicado”.

Algo similar dijo el ex ministro Nicolás Dujovne dijo días atrás en LN+ cuando expresó que “el Gobierno debería ser muy vocal” en relación a la flotación del dólar entre las bandas y que “hay que volver a dotar de algún mecanismo de liquidez de los bancos para que se sientan cómodos de renovar la deuda del Gobierno de manera que la comunicación de liquidez dentro del sistema sea más fluida. No es un tema ideológico, es un tema pragmático”.

No será la primera vez que el Gobierno gire, acomode su discurso y siga bajando la inflación luego de una oscilación.

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