Una vez más, La Voz Argentina quedó teñida de escándalo tras una dura decisión de parte del jurado. Y luego del mal momento que vivió Luck Ra con una participannte, en la noche del domingo le tocó a La Sole ser “la mala de la película” al eliminar a dos chicos de su equipo, Segundo Maciel y Máximo Medina, tras su interpretación de “Yo quisiera” de Reik.
La performance de los concursantes del reality de Telefe no le cerró por ningún lado a Soledad y la coach no tuvo contemplaciones a la hora de dar su veredicto. Una devolución lapidaria que le valió un escándalo en la tribuna de parte de los familiares, que reaccionaron de la peor manera.
Muy seria, Pastorutti les dijo: “Hay que demostrar que queremos estar acá. Tómenlo con mucho amor. a pesar de que parezco hoy la mala de la película”. La artista explicó que su decisión tenía que ver con “ver las cosas desde otro lugar y aprovecharlas desde otro lugar”. “Yo hoy no me voy a quedar con ninguno de los dos”, sentenció.
“No siguen ninguno de los dos, es una batalla abierta, una nueva modalidad de esta edición pero es como dice la Sole, tómenlo como parte de la carrera”, señaló Nico Occhiatto, a lo que Máximo atinó a decir: «Está perfecto, la experiencia de estar acá fue increíble, lo más lindo que me pudo pasar en la vida… Felicitar también a mi compañero».
EL ESCÁNDALO QUE ESTALLÓ EN EL ESTUDIO TRAS LA DURA DECISIÓN DE LA SOLE EN LA VOZ
«En cualquier escenario que nos encontremos están invitados a cantar, y los esperamos en la próxima edición de La Voz, porque hay mucho por delante», cerró La Sole el momento tenso. Aunque en las gradas, las quejas se empezaban a hacer notar. Así lo contó una persona que estaba presente, cuyo testimonio fue recogido por la cuenta Lo más popu.
“La familia de uno la pudre y empieza a decir de todo. Yo estaba sentada al lado de su familia, eran como diez. Después de que Soledad los eliminó a ambos, la familia empezó a bardear mal a ella, a la producción, a la seguridad”, contó. A la vez, esta persona señaló los intentos de la gente de seguridad para calmarlos en plena grabación, un momento en el que cualquier movimiento podía arruinarlo todo.