Este domingo, Marianela Núnez se despidió del Teatro Colón. La bailarina, que se desempeña hace varios años como primera figura del Royal Ballet de Londres y volvió a la Argentina para subirse al escenario más imponente del país, fue ovacionada por sus fans en una última función a pura emoción.
En las dos funciones que hizo durante esta viaje a la Argentina, que se llevaron a cabo el 31 de julio y el 3 de agosto, la artista oriunda de San Martín encarnó a Kitri, en el popular ballet de Don Quijote. Y si hay algo que caracterizó a ambas presentaciones fue la emoción del público.
El panorama que se vivió fue único: colas interminables, gritos, carteles, y una comunidad ansiosa por acercarse a aquella chica que llenó su valija de sueños a los 16 años y se fue a Europa a triunfar, sin mirar atrás.
En su última presentación en el país, con la gracia y la delicadeza que la caracterizan Marianela deslumbró a todos los presentes en la sala junto a su partener, el maravilloso bailarín de origen cubano Patricio Revé -del Queensland Ballet de Australia- en el papel de su enamorado Basilio, y el Ballet Estable del Teatro Colón con todo su cuerpo de baile.
Al final, justo antes de que se cierre el telón, la protagonista de la noche levantó una camiseta de Argentina y fue ovacionada por el teatro completo de pie.
Otro que, sin estar en el escenario, se recibió el cariño de los aficionados por la danza clásica fue Julio Bocca, actual director del Ballet del Colón, quien se acercó cálidamente a la gente para firmar sus programas.
El cariño que no termina
Tal como ocurrió en la primera función de Marianela en Don Quijote, la emoción no se terminó adentro de la sala. A la salida, centenares de fanáticos la esperaron para sacarse fotos con ella, o intentar que firmara su programa. Con una sonrisa desbordada de felicidad, la bailarina devolvió el cariño a cada uno de sus admiradores y se quedó varios minutos para poder sacarse todas las fotos posibles.
Esto dejó demostrado, una vez más, que lo que Núñez genera va mucho más allá de cualquier público de nicho aficionado por la danza clásica. Gracias a su carisma, la bailarina ya logró convertirse en un fenómeno que pocas veces se llega a consolidar en el mundo del ballet.
Y esto quedó demostrado este domingo por la noche en el Colón, cuando el público le hizo una despedida al cantó de «Olé, Olé, Olé, Olé, Nela», como si en vez de una puesta de danza clásica estuvieran en una cancha de fútbol alentando a su equipo, o al músico del momento.
Lejos de quedarse con los aplausos, a través de su cuenta de Instagram, en la que tiene más de 700.000 seguidores, la bailarina decidió poner en palabras lo que presentarse en su país le hace sentir.
«¡Argentina te amo! Los amo y el amor que compartimos en mutuo y profundo. Lo que estoy viviendo es algo que nunca imaginé posible. Cuando el amor es puro y real como este, nos conecta. No es un reconocimiento, simplemente es amor. Hoy más que nunca quiero agradecer por reafirmar esto», expresó.
Y concluyó: «Gracias por recordármelo con cada palabra, abrazo, mirada, cartas, etc. Los quiero por siempre y para siempre. ¡Por más momentos como estos! Están en mi corazón»