Paridad en papeles, liderazgos masculinos: qué puede pasar en octubre

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“Relevamos intendencias, legislaturas provinciales y Congreso; en provincias con ley de paridad miramos encabezamientos: si hay mujeres al frente y qué espacios las promueven. Así se ve dónde la paridad funciona y dónde no”, explica en entrevista con Perfil Córdoba, Carolina Glasserman Apicella, cofundadora del observatorio Data Género. No es un detalle metodológico: es el prisma desde el cual el proyecto Candidatas viene siguiendo, desde 2021, cómo las reglas del sistema pueden torcer la intención igualitaria de las normas. “El caso de Córdoba es paradigmático: en el distrito único la paridad se verifica, pero en los departamentos predominan varones”, sintetiza. La foto impone una pregunta incómoda para esta campaña: ¿paridad “en los papeles” o paridad en las bancas?

En la foto nacional de aspirantes a la Cámara de Diputados, Glasserman marca dos planos. El primero, estático: 29% de las listas están encabezadas por mujeres. El segundo, dinámico: si se recorta a las candidatas competitivas —las que tienen chances reales por la representación que ya ostentan—, el porcentaje cae a 27%. Ahí asoma la alerta que Data Género viene subrayando, las provincias chicas, que eligen dos o tres bancas, no cuentan con una mujer primera en las boletas con expectativas (y cita los casos de Catamarca, La Pampa, San Juan, Santiago del Estero y Tierra del Fuego). La combinación es conocida: pocas bancas en juego, varones en la punta igual a riesgo de cero mujeres electas. En el Senado, en cambio, sube el peso femenino en listas competitivas al 45%, pero la proyección de la politóloga es igual de áspera: “Por el juego entre mayoría y minoría podrían perderse entre una y dos senadoras respecto de la composición actual”.

Cómo llegan las listas

Córdoba inscribió 18 listas para disputar 9 bancas de Diputados. Entre alianzas y partidos, solo tres boletas están encabezadas por mujeres: Natalia de la Sota (Defendamos Córdoba), Liliana Olivero (Frente de Izquierda–Unidad) y Julia Di Santi (Nuevo MAS). El resto de los principales espacios —Provincias Unidas y La Libertad Avanza incluidos— van con varones al tope y mujeres en segundo o tercer lugar, respetando la alternancia.

La lupa sobre Córdoba ordena el resto. Con nueve bancas en juego y varones encabezando las boletas de mayor tracción, la fragmentación puede operar como multiplicador del sesgo: “Varios espacios pueden meter una banca y esas bancas serán masculinas. Entre las listas competitivas, salvo el caso de Natalia de la Sota, el resto de las mujeres depende del segundo o tercer lugar”, plantea Glasserman Apicella. No es un pronóstico maximalista, sino una lectura de cómo impacta el encabezamiento cuando el reparto se vuelve más fino y muchas listas “meten una”. Aunque, de cumplirse lo que vaticinan los encuestadores, en Córdoba se daría un escenario de 4-4-1, con De la Sota disputando la novena banca a Ramón Mestre.

Para definir competitividad, desde Data Género consideran si el espacio tiene representación en esa legislatura. “Así evitamos el espejismo de un número sobrerrepresentado de mujeres en boletas testimoniales que después no se traducen en bancas”, aclara la investigadora. Que el recorte no sea “marketinero” sino “institucional” ayuda a aislar lo que se busca medir: si la paridad formal se convierte —o no— en representación real.

La foto nacional

El monitoreo de ‘Candidatas’ al cierre de listas muestra que para Diputados, de 81 listas competitivas, 22 están encabezadas por mujeres. Mientras que el Senado (eligen ocho provincias) observan un riesgo de perder hasta dos senadoras si se repite el patrón de varones encabezando y listas que sacan una banca.

Así y todo, cuando el mapa se corre de la cantidad a la calidad, aparece el segundo eje de la conversación: paridad versus agenda. “Del total de listas encabezadas por mujeres, el peronismo reúne 56%; La Libertad Avanza aparece segunda con 25%. Y no necesariamente esas candidatas tienen sensibilidad de género”, advierte Glasserman Apicella, que incorpora este matiz como imprescindible para leer octubre sin esencialismos. “La paridad es un piso democrático: garantiza un punto de partida igualitario; la representación sustantiva se evalúa según qué mujeres llegan y qué políticas empujan”, agrega.

Creatividad normativa

En este contexto, ¿qué se puede hacer cuando la regla choca con los incentivos de cada sistema? Glasserman habla de “creatividad normativa” y trae dos ejemplos concretos. Uno, un proyecto de Cristina Álvarez Rodríguez quien, en Diputados, propuso que los reemplazos sean todas mujeres hasta alcanzar el 50% del cuerpo y, a partir de ahí, se vuelva a la regla general de paridad en los corrimientos. El segundo es el de San Luis, que estableció por ley la alternancia obligatoria de encabezamientos por turno (un año, todas mujeres, al siguiente, varones) para acomodar la paridad a secciones con pocas bancas. Más que atajos, son mecanismos de corrección que reconocen la evidencia: la igualdad legal, por sí sola, no garantiza resultados equitativos cuando el diseño electoral empuja en sentido contrario.

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El debate público sobre la paridad arrastra objeciones, desde siempre. Consultada sobre las relevantes, Glasserman resalta la meritocrática; es decir, por qué priorizar por género si “debería llegar quien más se esfuerza”, y responde con evidencia histórica: desde la Ley de Cupo de 1991 la participación femenina saltó y, con ella, cambió la agenda parlamentaria, orientada a cuidados, violencias y derechos humanos. Traducción: no faltaban méritos, faltaba puerta de entrada. Así y todo, la paridad no define contenidos, sino que “garantiza igualdad de partida”. En ese marco, la disputa ideológica viene después y es parte del juego democrático.

¿Qué es Candidatas?

Candidatas es una iniciativa de Data Género que monitorea la participación política de mujeres y personas travestis y trans en Argentina para fortalecer la calidad democrática y promover una participación más igualitaria. Más información en su sitio web.

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